LA DAMISELA



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Radiante, la garceta alba, se camuflaba inmóvil sobre la rama de un robusto eucaliptus junto a la orilla de la ribera. Era imposible no verla, grande y elegante. Cuerpo blanco  y porte ergido.  Alta y esbelta, cuello curvado en s y  pico de arpón color amarillo. Por si fuera poco durante la época estival penden bellamente las plumas níveas de su cola. Y una  librea despeinada embellece su cuello.
Durante la etapa nupcial. La cuál no contemplamos pues cría en escasos habitats  de Extremadura y España, por lo común marismas y albuferas,residente al sur de África y América.  Migrando antes de la primavera, muchas de ellas pasan sus inviernos a orillas de embalses y ríos. Tal es el caso del embalse de Brovales. 
Esta bella ave estubo al borde de la extinción durante el siglo XIX al N del continente americano. Como consecuencia de su captura para la confección de adornos de sombreros femeninos. Por suerte a lo largo de una década se fué recuperando y ahora podemos verla, ocasionalmente, deambular solitaria, por los tranquilos entornos acuáticos de varios continentes.

MJRV

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