A las ricas moras
La vista se pierde siguiendo el camino llano, en un paseo agradable por las cercas, que bordean las zarzamoras a su voluntad. Cobra vida la planta que pasó el resto del año desapercibida y desgreñada.
Frutos rojos y violetas, la embellecen y decoran.
Se aviva la tentación del paseante, que quiere degustarlas, y con algún dedo punzado, se la arrebata a la planta, que parece guardar celosamente a sus hijas.
MJRV
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